jueves, 23 de noviembre de 2017

Juan Postigo, primer golfista español con discapacidad y sin prótesis accede al Circuito Profesional

Juan Postigo: "Me gustaría que mi experiencia contribuya a normalizar la discapacidad"

Juan Postigo, el primer golfista español con discapacidad y sin prótesis que logra entrar en el circuito profesional, impartió esta tarde a las 19 horas una charla-coloquio en la Fundación María José Jove sobre “Superación, Deporte y Felicidad” y ante un aforo de más de un centenar de personas.
  
A sus 21 años, Juan Postigo lo había ganado casi todo en el golf adaptado y era uno de los dominadores del circuito mundial aficionado. Pero ha querido ir más allá y dar el salto al profesionalismo convirtiéndose en el primer golfista discapacitado sin prótesis que lo consigue.  Su debut será este mes de diciembre en Chile.

El deportista ha explicado que “me gustaría que mi experiencia contribuya a normalizar la discapacidad, pero no solo en el deporte, sino en todas las situaciones de la vida”. Acompañado de Felipa Jove, presidenta de la Fundación María José Jove y por Álvaro Beamonte, profesional PGA y comentarista del PGA Tour en Movistar +Golf, ha manifestado que “no ha sido un camino fácil y si he llegado hasta aquí, es por la educación de base que me ha dado mi familia”.

Juan Postigo aprendió desde niño a hacer frente a las dificultades derivadas de su discapacidad. Nació con una malformación congénita en la pierna derecha, mucho más corta y con el pie pegado al muñón.  Comenzó en el golf a los 9 años de la mano de su abuelo. Operado hasta 7 veces, para alargar su pierna empezó a competir en 2008 con hándicap 36 y dos años después lo había bajado a nueve. Entonces, le convencieron para someterse a una operación que debía ayudarle, pero que salió mal. El nervio quedó dañado de forma irreversible haciendo imposible acoplar prótesis alguna. Tras pasar una difícil etapa por los intensos y continuos dolores, consiguió salir del pozo con mucho esfuerzo, aprendiendo a convertir su problema, crónico, en una virtud.

 Ahora, a unas semanas de debutar en el circuito profesional declara que “tengo sueños, pero realistas. Deseo seguir por el camino por el que voy. Por supuesto que me gustaría jugar en algún torneo de los grandes, pero empezamos desde abajo. Aunque si llega alguna invitación, no la dejaré escapar”. Con su equipo de tres personas de siempre, con seis días de entrenamiento, tres con doble sesión. Sabe que el camino no será fácil, pero para él nunca lo ha sido.