Juan Postigo: "Me gustaría que mi experiencia contribuya a normalizar la discapacidad"
Juan
Postigo, el primer golfista español con discapacidad y sin
prótesis que logra entrar en el circuito profesional, impartió esta
tarde a las 19 horas una charla-coloquio en la Fundación María José
Jove sobre “Superación, Deporte y Felicidad” y ante un aforo de
más de un centenar de personas.
A
sus 21 años, Juan Postigo lo había ganado casi todo en el golf
adaptado y era uno de los dominadores del circuito mundial
aficionado. Pero ha querido ir más allá y dar el salto al
profesionalismo convirtiéndose en el primer golfista
discapacitado sin prótesis que lo consigue. Su debut será
este mes de diciembre en Chile.
El
deportista ha explicado que “me gustaría que mi experiencia
contribuya a normalizar la discapacidad, pero no solo en el deporte,
sino en todas las situaciones de la vida”. Acompañado de
Felipa Jove, presidenta de la Fundación María José Jove y por
Álvaro Beamonte, profesional PGA y comentarista del PGA Tour en
Movistar +Golf, ha manifestado que “no ha sido un camino fácil
y si he llegado hasta aquí, es por la educación de base que me ha
dado mi familia”.
Juan
Postigo aprendió desde niño a hacer frente a las dificultades
derivadas de su discapacidad. Nació con una malformación congénita
en la pierna derecha, mucho más corta y con el pie pegado al muñón.
Comenzó en el golf a los 9 años de la mano de su abuelo.
Operado hasta 7 veces, para alargar su pierna empezó a competir en
2008 con hándicap 36 y dos años después lo había bajado a nueve.
Entonces, le convencieron para someterse a una operación que debía
ayudarle, pero que salió mal. El nervio quedó dañado de forma
irreversible haciendo imposible acoplar prótesis alguna. Tras pasar
una difícil etapa por los intensos y continuos dolores, consiguió
salir del pozo con mucho esfuerzo, aprendiendo a convertir su
problema, crónico, en una virtud.
Ahora,
a unas semanas de debutar en el circuito profesional declara que
“tengo
sueños, pero realistas. Deseo seguir por el camino por el que voy.
Por supuesto que me gustaría jugar en algún torneo de los grandes,
pero empezamos desde abajo. Aunque si llega alguna invitación, no la
dejaré escapar”.
Con su equipo de tres personas de siempre, con seis días de
entrenamiento, tres con doble sesión. Sabe que el camino no será
fácil, pero para él nunca lo ha sido.
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