El astronauta Alan Shepar en el 6 febrero de 1971 improvisa una partida de golf en La Luna |
Un
artículo publicado por la BBC revela el contenido de una lista que la NASA
elaboró sobre los objetos abandonados por el hombre en la Luna, una colección
de basura que contiene, entre otros elementos, una bolsa con vómito y
recipientes con orina. La lista fue elaborada con el objetivo de 'proteger'
estos restos por su valor 'histórico y científico' pero en su mayoría se trata
de deshechos más bien 'comunes'.
El Tratado sobre el Espacio Exterior firmado
en 1967 sugiere que los exploradores deben evitar la "contaminación
dañina" de la Luna y otros cuerpos celestes En la citada lista figuran,
entre otros conceptos: 30 metros de cable de televisión, dos 'conjuntos de
recogida de orina', una bolsa de emesis (vómito), un filtro de oxígeno, una
antena y un adaptador. La citada bolsa de vómito no sería la única, al parecer
otras misiones reseñaron otras en sus inventarios.
Los acuerdos internacionales
sobre la exploración lunar no prohíben específicamente arrojar basura, el
Tratado del Espacio Exterior firmado en 1967 sugiere que los exploradores
deben evitar la "contaminación dañina" de la Luna y otros cuerpos
celestes. Estos tratados también prohíben las reclamaciones territoriales en el
espacio, por lo tanto no hay ninguna autoridad —por el momento— que vigile y penalice
este tipo de actos. Se trata uno de los 'efectos colaterales' de la exploración
espacial, cuyas misiones han dejado en la polvorienta superficie lunar todo
tipo de objetos, desde los módulos abandonados hasta las pelotas de golf que
lanzó el comandante del Apolo XIV en una 'improvisada' partida. Una caja de
recuerdos para la posteridad Todos estos detritos humanos permanecerán
inalterables durante mucho tiempo, ya que sin oxígeno, agua u otros fenómenos
atmosféricos, en la superficie lunar no hay prácticamente degradación
ambiental. Teniendo en cuenta estas condiciones excepcionales de preservación,
un grupo de entusiastas británicos quieren enviar a la luna una cápsula del
tiempo a través de un proyecto llamado Lunar Mission One, financiado con crowdfunding.